

Mientras se logran avances revolucionarios en ámbitos como la inteligencia artificial y los viajes espaciales, el sector sanitario está estancado a pesar de algunos éxitos. El desarrollo de nuevos medicamentos lleva ahora el doble de tiempo que hace 20 años. En lugar de invertir ampliamente en prevención, más del 95% del gasto sanitario se destina al tratamiento de enfermedades crónicas. A pesar de sus graves efectos secundarios, el dolor crónico sigue tratándose con opiáceos, que tienen muchos efectos secundarios, debido a la falta de alternativas. Incluso para dolencias cotidianas como el resfriado común o la gripe, sigue sin haber tratamiento.
Ha llegado el momento de introducir cambios fundamentales en nuestro sistema sanitario.
Por eso fundamos FUTRUE, un grupo sanitario con más de 20 empresas farmacéuticas de todo el mundo.